Revisando el periódico vi un artículo de la guerra entre Corea del Norte y Corea del Sur , como cosa rara su merced tiene una habilidad de que todo haga que le recuerde, pienso que estamos en una guerra constante, tú y yo, las naciones que alguna vez tuvieron una relación diplomática exitosa están en guerra. Yo no sé, creo que me siento más Corea del Norte, yo sí quiero combatir, yo sí quiero pelear por salvar esto, yo sí deseo consumirte, en cambio tú, con una actitud muy sumisa no respondes a mis ataques, dejas que cada uno de los sentimientos, de las emociones mueran con cada ataque que doy, es increíble, pero me pregunto: ¿Se cansará Corea del Sur de los ataques norcoreanos y atacará? ¿Te darás cuenta que todos estos ataques son para llamar tu atención?. Quiero seguir atacando, quiero que despiertes, que notes mi presencia, que no dejes de pensar en mí, lamentablemente la artillería se me acaba, no sólo la artillería, también la paciencia. Quizás es hora de utilizar algo más fuerte, quizás es hora de usar contigo una bomba nuclear, quizás mis amigos, que tomarían el papel de la ONU tienen razón, mejor es dejar la guerra así, quizás no tienes un mapa como Alicia y piensas que estás en guerra con China. Quizás y muy probablemente fueron mis ganas de obligarte a ver más allá de cuerpos,ojos y labios lindos lo que ocasionó esta guerra o quizás tu cobardía, tu candidez de no saber interpretar las señales ataque promulgaron esta guerra. Pero sabes qué tenemos también en común con la guerra coreana, que la razón de esta guerra es más externa que interna, tu cobardía de romper ese tabú, del miedo de lo que otras naciones piensen de ti es lo que nos tiene así. Somos bien diferentes, yo soy comunista, tú eres capitalista. Yo tengo coraje en mis venas, yo tengo bastante glóbulos rojos para enfrentar el mundo aún así cuando no soy más que una parte de una península. Tú niegas que yo te amo, yo te respondo que ni siquiera sé si te quiero, sólo sé que no dejo de pensar en mi próximo ataque, en mi blanco sólo estás tú, que cada vez que lanzo un ataque tiemblo pero no del miedo, sino de intriga, de nervios por saber si te defenderás, yo no sé que nombre ponerle a esta mezcla de sentimientos, yo sólo sé que lo estoy intentando, estoy tratando de ganar esta guerra. No, no me sirve tu amistad, yo no quiero un empate, quiero la victoria.
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